El Silicon Valley Bank (SVB) era el mayor prestamista de la industria tecnológica, con una cartera de más de 40.000 clientes entre empresas emergentes, inversores y corporaciones. Sin embargo, el banco cometió una serie de errores que lo llevaron a la quiebra el pasado 13 de marzo.
3 factores que contribuyeron a la caída de SVB
Según la información publicada hasta la fecha, estos son los principales errores que determinaron la suerte de la entidad financiera estadounidense:
- No cubrir adecuadamente el riesgo de tasa de interés en su cartera de inversiones. SVB tenía una gran exposición a los bonos del tesoro estadounidense, los cuales sufrieron una fuerte caída debido al aumento de la inflación y a las expectativas de subida de tipos por parte de la Reserva Federal. Esto provocó unas pérdidas millonarias para el banco, que no pudo compensar con sus ingresos por comisiones y préstamos.
- Otro error fue no diversificar suficientemente su negocio y depender demasiado del sector tecnológico. El banco se especializó en ofrecer servicios financieros a las startups y a los inversores de capital riesgo, pero esto mismo lo hizo vulnerable a las fluctuaciones del mercado como también a la competencia de otras entidades más innovadoras y de los bancos online. Además, el banco se vio afectado por el escándalo de Theranos, una empresa biotecnológica que fue acusada de fraude y que había recibido financiación por parte del SVB.
- Un tercer error fue no gestionar adecuadamente la confianza y la reputación del banco. SVB no informó con transparencia sobre su situación financiera ni sobre las medidas que estaba tomando para solucionarla. Esto generó rumores y desconfianza entre sus clientes, quienes empezaron a retirar sus depósitos del banco en una clásica estampida bancaria. La entidad no pudo hacer frente a esta salida masiva de fondos y, como resultado, se quedó sin liquidez para operar.
Las consecuencias para las startups y los inversores
La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) ha tenido un impacto negativo en el ecosistema emprendedor, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. El SVB era el principal socio financiero de miles de startups y fondos de capital riesgo, a los que ofrecía una serie de servicios como préstamos, cuentas corrientes, tarjetas de crédito o gestión de divisas.
Una de las consecuencias sufridas por las startups relacionadas con el SVB ha sido la dificultad para acceder a financiación. Muchas de las empresas que tenían préstamos con el SVB se han quedado sin liquidez para pagar a sus empleados o proveedores. Otras que estaban en proceso de captar capital se han encontrado con que los inversores se han echado para atrás debido a la incertidumbre y al riesgo. Además, la subida de los tipos de interés mencionada anteriormente ha encarecido el coste del dinero y reducido el valor de las empresas.
Otra consecuencia más ha sido la pérdida de confianza y reputación. Muchas startups que habían recibido financiación del SVB se han visto afectadas por el escándalo y por las – por ahora – sospechas de fraude. Algunas han tenido que renegociar sus condiciones con otros bancos o buscar alternativas como plataformas fintech o criptomonedas. Otras han sufrido una caída en sus ventas o en su valoración por la asociación con el Silicon Valley Bank.
Todo esto ha provocado una gran crisis en el sector tecnológico y una ralentización en la innovación. Muchas startups han tenido que cerrar, despedir personal o retrasar sus planes de expansión. Los inversores se han vuelto más selectivos y exigentes a la hora de apostar por nuevos proyectos. El mercado, en definitiva, se ha vuelto más competitivo y volátil.