Las opciones son un instrumento financiero bastante desconocido para los inversores particulares. Comprar acciones convencionales o especular con acciones a través de CFDs (Contratos por Diferencia) son operaciones habituales y sobre las que se suele tener un mínimo conocimiento; desde luego más que el que se tiene de las opciones.
Las opciones son derivados financieros, por tanto, en primer lugar, hay que decir que los derivados financieros son productos financieros cuyo valor depende del valor de otro activo (al que va referenciado). Y ahora sí: una opción es un derivado financiero que otorga al comprador el derecho de comprar y al vendedor el derecho de vender por un precio ya marcado de antemano y en una fecha también establecida.
¿No se acaba de entender? Con un ejemplo es mucho más fácil, porque los poco duchos en la materia suelen desconocer que trabajan con opciones en muchos momentos de su vida, sin saberlo: lo hacen, por ejemplo, siempre que contratan un seguro o cuando dan una cantidad en concepto de señal para adquirir algo en el futuro. Profundicemos un poco más.
Tipos de Opciones Financieras
Opciones call
Otorgan al comprador el derecho (no la obligación) de comprar un activo subyacente (pueden ser acciones, bonos) en un momento futuro y a un precio ya determinado. El precio que se paga para obtener ese derecho se llama “prima”. Si, finalmente, el comprador decide no ejercer ese derecho (no comprar) lo máximo que perderá será esa prima.
Con las opciones call se gana dinero si el valor del subyacente sube. Evidentemente.
Opciones put
Otorgan al titular el derecho a vender un subyacente, por un precio marcado y en una fecha estipulada. En este caso, se toma una estrategia bajista, es decir, apostamos a que el valor del activo subyacente va a bajar.
Tipos de operaciones con opciones
- Especular: con una opción podemos especular, es decir, apostar a la subida o bajada en el precio de un activo. Los casos son repasados anteriormente son pura especulación.
- Cobertura: pero también pueden hacer una labor de cobertura, o sea, cubren las acciones de nuestra cartera ante futuras (y no deseadas) caídas de precio. Si el precio baja, el inversor ejerce su derecho y vende; pero si sube no tiene la obligación de ejercer las opciones.